domingo, 13 de febrero de 2011

Balada Triste de Trompeta

No, no me apetece ver esta película. Quizás sea una obra maestra, pero no me apetece verla. Y esto me lleva a pensar por qué. Reconozco que es un prejuicio. No he leído críticas, pero si le leído de qué va la historia y no llama mi atención. La cuestión es si esto es solo un capricho mío o es algo que pueden sentir más potenciales clientes de la película. Sea como fuere, el líder del proyecto (Alex de la Iglesia) es soberano a la hora de iniciar aquello en lo que cree. Ahora bien, ¿puede un autor empeñarse en hacer algo que difícilmente va a ser mayoritariamente aceptado o económicamente viable? Si, claro que puede. Un autor es libre de crear con o sin la perspectiva económica del proyecto. Ahora bien, el mercado es inapelable. Y es el que es. Y hoy por hoy, una pieza esencial del mercado es Internet. Y el usuario de Internet puede descargarse gratuitamente películas, canciones, libros … ¿Qué debemos hacer? ¿Prohibir las descargas? ¿Puede alguien obligarme a ver Balada Triste de Trompeta? O el autor comienza a entender cómo Internet ha cambiado el mercado, y se adapta, o su creación y su esfuerzo se quedarán sin retribución. www.ilpglobal.es
En su discurso de despedida como Presidente de la Academia del Cine (anoche), Alex de la Iglesia decía: «Internet no es el futuro, es el presente. Es la manera de comunicarse, de compartir y de entretenerse de cientos de millones de personas en todo el mundo. Los internautas son nuestro público. Nada de lo que había antes vale ya. Las reglas del juego han cambiado».
Lástima que ahora que parecía que comenzaba a entender algo, se vaya

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